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lo que sí debe quedar bien claro es que la tecnología en sí misma, sólo es un instrumento que potencia las acciones que se apoyan en ella. Por tanto, la discusión debe girar es en torno a cuál o cuáles son las formas más adecuadas de emplear distintas tecnologías con determinados propósitos.
Creo que buena parte de la discusión acerca del uso de la tecnología en la educación no conducirá a nada útil. No lo digo porque piense que no sea necesario analizar y discutir este tema, sino porque creo que el debate se ha desarrollado alrededor de las preguntas equivocadas.
Por ejemplo, se discute si el uso de la tecnología mejora o no el aprendizaje. No tiene mucho sentido un análisis de esta naturaleza puesto que la tecnología no es más que un instrumento y su uso puede adoptar múltiples formas.
La tecnología puede usarse bien o mal según la intención de quien la aplica y el potencial del instrumento mismo.
Hay quienes, para justificar inversiones en dotación tecnológica del sistema educativo aseguran que la tecnología mejora el aprendizaje, sin entender que son las estrategias pedagógicas las que puede realmente impactar el aprendizaje y si tales estrategias se acompañan de buenas herramientas que las potencien, seguramente su impacto será aún mayor.
Porque lo que sí debe quedar bien claro es que la tecnología en sí misma, sólo es un instrumento que potencia las acciones que se apoyan en ella. Por tanto, la discusión debe girar es en torno a cuál o cuáles son las formas más adecuadas de emplear distintas tecnologías con determinados propósitos.
Otra parte de las discusiones, para citar otro ejemplo, se desarrolla en torno a si el uso de la tecnología contribuye a la deshumanización. Aquí puede haber dificultad para descifrar el término «deshumanizar» sobre todo si se entiende que la tecnología en sí es un producto humano.
Cabe preguntarse si cuando a una persona con determinado tipo de enfermedad, le implantan en el interior de su cuerpo una prótesis artificial con el fin de que recupere, aunque sea en parte, algunas de sus capacidades físicas; ¿hay allí un acto de deshumanización?
De igual modo, podríamos preguntarnos si ¿utilizar la tecnología para vencer barreras de espacio y tiempo para que las personas tengan acceso al aprendizaje y a la educación representa un acto de deshumanización?
La pregunta correcta, en este caso, sobre la que debería girar la discusión sería: ¿Cómo se debe emplear la tecnología con el fin de incrementar los potenciales cognitivos y comunicacionales de las personas para que puedan, venciendo barreras de tiempo y espacio, acceder al conocimiento?
En resumen, los beneficios del uso de diferentes herramientas tecnológicas en los procesos educativos se deben más a las estrategias utilizadas que a la sofisticación tecnológica de aquellas. Por tanto, a cambio de discutir si debemos usar tecnologías para apoyar la educación, debemos ocuparnos por explorar mejores maneras de aprovecharlas para lograr mejores resultados de aprendizaje.
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