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Educación Personalizada vs. Masificación (parte 2 de 3)

Luis Fernando Correa Calle
Cuando se trata de contenidos muy prácticos, orientados a desarrollar habilidades y competencias, existe un gran inconveniente en los entornos masivos debido a que no cuentan con espacios de tutoría o acompañamiento y la única retroalimentación que recibe cada estudiante es por parte de otros aprendices (que usualmente están en un nivel similar de conocimiento)

En este segundo post, correspondiente al análisis comparativo entre la educación masiva y la personalizada, presento una relación de las ventajas y desventajas de los cursos tipo MOOC (Cursos Masivos Abiertos en Línea) puesto que ellos representan el máximo logro en términos de masificación de la educación.

Educación Personalizada vs. Masificación (parte 2 de 3)

Luego del breve repaso de las características de los MOOC que hice en el post anterior paso a revisar una serie de ventajas y desventajas de la masificación de la educación a través de este tipo de cursos:

Ventajas de los MOOC

Cobertura

Incrementan significativamente las posibilidades de acceso a procesos educativos.

Flexibilidad para el acceso

Son altamente flexibles en términos de horario y localización puesto que no requiere desplazarse hasta las instalaciones de la institución educativa que los imparte, además se pueden seguir desde cualquier lugar en el que exista una conexión a Internet.

Costo muy bajo

El costo es muy bajo (y prácticamente cero para los estudiantes, a menos que quieran una certificación).

No hay límite de cupos

No existen limitaciones en el número de cupos disponibles.

Desventajas de los MOOC

Estandarización del proceso

Su diseño es estándar para todos los estudiantes. Es decir que no tienen en cuenta ni los conocimientos previos ni las necesidades e intereses individuales de cada estudiante.

Carecen de acompañamiento y orientación personalizada

Cuando se trata de contenidos muy prácticos, orientados a desarrollar habilidades y competencias, existe un gran inconveniente en los entornos masivos debido a que no cuentan con espacios de tutoría o acompañamiento y la única retroalimentación que recibe cada estudiante es por parte de otros aprendices (que usualmente están en un nivel similar de conocimiento).

Para ejemplificar esta desventaja, veamos un par de ejemplos:

Uno: el aprendizaje de los métodos de factorización algebraica requiere que el aprendiz, además de ser capaz de identificar los diferentes casos y comprender el proceso de solución para cada uno de ellos, desarrolle una habilidad para aplicar cada método. Para ello necesita resolver muchos problemas contando con el acompañamiento de un orientador o tutor que sea capaz de identificar tanto los errores conceptuales como los de procedimiento y brindarle una retroalimentación oportuna y detallada hasta que el estudiante adquiera las competencias necesarias para resolver este tipo de problemas.

Dos: el aprendizaje de la interpretación de un instrumento musical. Para ello no es suficiente que el aprendiz reciba instrucción de la técnica interpretativa. Requiere, necesariamente, que un experto lo observe en su ejecución y le corrija, una y otra vez (en cada intento de ejecución), aquello que está realizando mal. Así, de manera repetitiva, hasta que alcance un nivel aceptable de habilidad en la interpretación del instrumento.

Procesos de aprendizaje como los descritos en estos dos casos, se hacen bastante difíciles de llevar a cabo de la manera apropiada a través de cursos MOOC.

Poca valoración de las certificaciones obtenidas

La aceptación por parte de las empresas de los certificados emitidos por las Instituciones educativas que ofrecen cursos MOOC, es casi nula. Esto se debe a que la institución educativa no tiene cómo validar la identidad de quien dice haber realizado el curso y a que los modelos de evaluación que se aplican (evaluaciones tipo test y evaluaciones por pares, es decir por otros estudiantes del curso) no ofrecen suficiente confianza ni certeza de que midan los logros reales de los estudiantes.

Muy baja tasa de terminación exitosa

El gran número de inscritos en un curso MOOC contrasta drásticamente con el número de personas que lo terminan satisfactoriamente.

No existen cifras definitivas que indiquen cuántos terminan un curso. Estas varían entre un curso y otro y parecen depender de factores muy diversos como el tema del curso, su estrategia educativa, la calidad de los recursos utilizados, la duración, la plataforma en la que se ofrece, etc.

Lo cierto es que las cifras que se publican indican que sólo entre el 4% y el 20% de los inscritos terminan un curso (mientras que la certificación sólo es solicitada por alrededor del 1% de los que lo terminan).

Quizás estas cifras se puedan interpretar como esperables considerando que los inscritos en los cursos no han pagado nada (es decir, no tienen mucho que perder), muchos de ellos se inscriben más por curiosidad que por el interés de aprender, otros se han inscrito porque piensan que únicamente se trata de ver videos (lo cual en muchos casos sólo requiere una participación pasiva del estudiante) y no contemplaron el hecho que se requiere que realicen trabajos y otras actividades de aprendizaje.

Es posible que estas cifras, que indican el alto volumen de deserción en los cursos MOOC, sean únicamente anecdóticas y sean simplemente la base para otro tipo de discusión. Sin embargo, en algunos casos representan una notable desventaja de este tipo de cursos, en la medida en que trastornan cualquier estrategia educativa basada en trabajo colaborativo y afectan la ejecución normal de la evaluación.

En el siguiente post, que corresponde a la tercera parte del análisis, me ocuparé de la educación personalizada.

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